miércoles, 15 de diciembre de 2010

Amereida

Pero habita, vida íntima y no privada.
Privada de que, ¿de algo?

Cuando ha lugar lo público. Vivir públicamente
es hablar y hablar es antes que nada tener
capacidad de oír a otro.

Acaso de este modo, alguien puede
ser realmente huésped de otro.

Esta hospitalidad simple pero radical,
exige Arquitectura, como exige el
esplendor de todo oficio.

Pide el arte Arquitectónico que dando
cabida canta,
a su vez y con sus propias leyes,
la virtud o coraje poético del ser humano.


Escuela de Valparaíso, Flavio de Carvalho, Juan Borchers, Lina Bo Bardi.

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