“Tengo una inclinación casi inconsciente hacia los espacios subterráneos, cualquiera que sea la naturaleza del sitio, trato de crear arquitectura que nunca se imponga más que su entorno”.
El propio nombre del museo significa “en medio de la tierra”, estar en el corazón de un territorio generando una pertenencia a ella.
El museo está situado en Naoshima, Japón, encontrando unas salinas en la base de la colina.
Los materiales principales son el hormigón y los muros de arcilla, sin función estructural pero como vínculo entre la tradición y la tierra.
ACCESO
Un sinuoso camino desde el que contemplamos el mar, la montaña, las lagunas intermedias… nos llevan a un jardín que evoca a los que encontramos en las pinturas de Monet.
Un largo túnel nos adentra al museo. Los muros que lo conforman tienen un talud de 6º, que el propio Ando explica de la siguiente manera:
“El objetivo era dar a los visitantes la sensación de que se están adentrando en la tierra, quizás a su propio centro. 6º representa 1/60 de una circunferencia de 360º, que puede ser visto como una proporción de la esfera de la Tierra”
Encontramos un patio cuadrado en el que el suelo podría calificarse como de una zona de pasto, las escaleras que lo circundan mantienen el contacto con el cielo, la luz, la brisa… y un continuo contraste de luces y sombras.
El recorrido generado sin un eje axial claro nos dirige a un patio triangular, rodeado de tres muros de hormigón que albergan un jardín de rocas que refuerza la idea de pertenencia a la tierra, siendo además del punto del que surgen comunicaciones con el resto de galerías.
El "punto final" de este recorrido nos enfrenta con el horizonte, convirtiéndose en la válvula de escape de "nuestro laberinto subterráneo" manteniendo el vínculo con la tierra.
“Los dos diseños previos en Benesse y Oval han reflejado mi idea de edificio semienterrado, nuestra consideración al paisaje. Aquí el método va más allá al sumergir enteramente el volumen del edificio bajo la tierra a fin de preservar el bello paisaje del Mar Interior De Seto, incluyendo las salinas”
TADAO ANDO, Masao Furuyama_ Taschen
Eva Rodríguez Molina
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